El aumento del precio de la carne de res y su costo ambiental oculto
Medio Ambiente 9 días atrás
Los precios de la carne de res en EE.UU. han alcanzado niveles históricos, con aumentos del 12% en el bistec y del 10% en la carne molida. Aunque esto podría parecer un desincentivo al consumo, los estadounidenses no están reduciendo su ingesta, sino comprando más carne importada. Este cambio es problemático porque las granjas ganaderas extranjeras son mucho menos eficientes en carbono que las operaciones estadounidenses, incrementando así la huella ambiental total de la producción de carne.
La reducción del rebaño bovino en EE.UU., ahora en su nivel más bajo desde 1961, se debe a sequías prolongadas y al aumento de los costos de alimentación. La sequía, agravada por el cambio climático, ha reducido los pastizales y cultivos forrajeros disponibles, obligando a los ganaderos a vender vacas reproductoras. Además, un brote de gusano barrenador en México provocó una prohibición de importaciones de ganado, reduciendo aún más la oferta. Irónicamente, el impacto climático de la producción de carne—deforestación, emisiones de metano y uso de la tierra—está haciendo que la industria misma sea menos sostenible.
La demanda de carne de res sigue siendo inelástica, y la temporada de parrilladas de verano ha agravado la escasez. Los expertos señalan que los precios más altos no han reducido el consumo, ya que los estadounidenses priorizan la carne a pesar de los costos. Esta tendencia revela un círculo vicioso: los desafíos climáticos elevan los precios, pero la demanda persiste, lo que lleva a una mayor dependencia de importaciones intensivas en carbono y a más daño ambiental. La situación subraya la necesidad de cambios sistémicos tanto en los patrones de producción como de consumo.